La conformación de una cuarta generación de anarquistas en Cuba ha sido un proceso arduo, de mucha persistencia y mucha necesidad de memoria. Detrás de nosotrxs, la generación anterior había sido barrida 50 años antes por la maquinaria de represión preventiva organizada por los estalinistas cubanos del Partido Socialista Popular (PSP), en alianza con el Movimiento 26 de Julio. De forma tal que tan sólo dos años después del triunfo de la llamada “Revolución Cubana”, ya el nuevo Estado que se estaba conformando detrás de esa marca política global, había logrado destruir todas las diversas y diseminadas expresiones sociales del movimiento anarquista que existían en Cuba antes de 1961.
La tercera generación de anarquistas cubanos había logrado un notable desarrollo organizativo en las décadas del 30 al 50 del siglo pasado, cuando en muchas otras regiones del mundo el anarquismo como movimiento había entrado en una profunda decadencia y había sido barrido por sus poderosos enemigos. Un vector clave de ese renacimiento del anarquismo en Cuba en el periodo antes indicado, fue la Federación de Juventudes Estudiantiles y Obreras Libertarias, creada al calor de las experiencias y los fracasos de las luchas sociales que se desarrollaron a inicios de la década de los años`30, contra la crisis del joven Estado burocrático y neocolonial republicano, surgido en Cuba en 1902 de los despojos del heroico Ejercito Libertador de Cuba en Armas.
Una organización como esta vertebró a un nutrido grupo de jóvenes de esa época que logró reponerse al secuestro estalinista, con apoyo policial, de la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC), obra maestra de los anarcosindicalistas cubanos, con Alfredo López como una de las figuras más representativas del empeño colectivo de la segunda generación de anarquistas en Cuba. La Federación de Juventudes de mediados de los 30 también logró imprimirle un nuevo impulso a la legendaria, pero ya declinante, Federación de Grupos Anarquistas de Cuba (FGAC), dando lugar en 1942 a la creación de la Asociación Libertaria de Cuba (ALC) y a relevantes y hoy olvidadas organizaciones de inspiración anarquista como la Federación de Asociaciones Campesinas, la Asociación de Combatientes Antifascistas (veteranos de la guerra civil española), los más discretos, pero igual de activos, Comités de Defensa Locales y un serio intento fracasado de intervención en el mundo del trabajo cubano como la Confederación General de Trabajadores, para hacerle frente al monopolio estalinista sobre el mundo sindical que se había establecido desde el 28 de enero de 1939, con la creación de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
Este entramado organizativo de la tercera generación de libertarios cubanos, también dio lugar a una animada sociabilidad y a un floreciente movimiento editorial anarquista, que renovó la larga presencia de medios de prensa y actividades públicas anarquistas en Cuba. Así se lograron organizar tres Congresos Libertarios (1944, 1948, 1950), se expandieron por el resto de la geografía y el tejido social del país las actividades y las prácticas con perspectivas antiautoritarias en las asociaciones campesinas, las asociaciones vecinales, en regiones del país marginadas por otras tendencias de ideas, algunos intentos en el movimiento asociativo afrodescendiente y en la esfera artística, todo un legado de experiencias que la cuarta generación de anarquistas en Cuba estamos tratando de reconstruir y redescubrir en la Cuba de las tres últimas décadas, con el apoyo intermitente de aquellos compañeros veteranos de la ALC, especialmente Frank Fernández, Gustavo Rodríguez y otros compañeros, que en los años ‘90 fundaron en Florida Movimiento Libertario Cubano y dieron a la luz publica ese valioso y cálido libro El anarquismo en Cuba, bellamente editado por la Fundación Anselmo Lorenzo de Madrid.
A falta de un registro pormenorizado de actividad anarquista en Cuba entre 1961 e inicios de los años 2000 y tomando por referencia nuestra propia experiencia personal, la cuarta generación de anarquistas en Cuba, adquirió forma organizativa explicita con la creación el 1ro de mayo 2013 del Taller Libertario Alfredo López, en homenaje a la figura cimera del anarcosindicalismo en Cuba y a los Mártires de Chicago. “El taller”, como cariñosamente le llamamos, en estos diez años de existencia, ha intentado hacerse cargo de todo el largo vacío de desmemoria generado por la dilatada noche estalinista-fidelista que ha maniatado a la sociedad cubana, pero también de toda la disgregación social, el autoritarismo científicamente naturalizado en la mentalidad de varias generaciones y la escasa reflexión sobre medios y formas organizativas, que floreció en Cuba antes de 1959, con la tercera generación anarquista.
Todo lo anterior lo hemos tenido que llevar a cabo en medio del gigantesco y eficiente aparato de represión social preventiva que ha organizado la policía política en Cuba (el temido Departamento de Seguridad del Estado o G2) durante las últimas seis décadas, donde toda expresión social mínimamente autónoma de las instituciones estatales, ha sido casi siempre desintegrada y reprimida metódicamente.
En ese contexto un pequeño grupo de personas con intenciones antiautoritarias creamos en 2006 la Red Observatorio Crítico de Cuba, un espacio que devino en una coordinadora asamblearia de proyectos autogestionados, donde colaboraron casi una decena de iniciativas en áreas como la educación antiutoritaria (Proyecto El Trencito), el autodidactismo (la Escuelita), historia intelectual del pensamiento de liberación (Cátedra Haydee Santamaría), el activismo ambientalista (Colectivo Guardabosques, la iniciativa ambientalista La Rueda), las disidencias sexuales (Colectivo Arcoiris), activismo antirracista y memoria afrodescendiente (Cofradía de la Negritud, la hermandad poética performática Chekendeke, la Alianza Antirracista Anamuto, la iniciativa autónoma Esquina de la descolonización de la memoria histórica popular cubana 27 de noviembre), el laboratorio de propuestas para la renovación socialista en Cuba Socialismo Participativo y Democrático (grupo SPD), luego las iniciativas anarquistas Taller Libertario Alfredo López, Locación Cristo Salvador y la iniciativa editorial Almario.
El Taller Libertario Alfredo López, el Colectivo Guardabosque, Locación Cristo Salvador fuimos lxs que desarrollamos las Jornadas Primaveras Libertarias de La Habana, iniciadas en 2013, desarrollándolas casi sin interrupción hasta el reciente junio 2024, que finalmente no tuvieron casi actividad alguna. En ese lapso de tiempo desarrollamos una gran cantidad de actividades en espacios familiares, públicos (afines y en disputa). Fundamos el pequeño mensuario Tierra Nueva. Espacio de interacción de personas e ideas anarquistas, el sello editorial Guillotina Inútil, contribuimos a echar a andar la primera revista ambientalista autónoma en Cuba Guardabosque, la revista Almario y bajo un espíritu común Carne Negra. Fanzine sobre Artes Visuales.
En esos empeños hemos recibido en estos años la solidaridad de compañerxs, iniciativas y organizaciones, sin las cuales hubiera sido mucho más difícil hacer lo poco que hemos hecho. En primerísimo lugar la iniciativa del G.A.L.S.I.C. (Grupo de Apoyo a los Libertarios y Sindicalistas Independientes en Cuba) y sus animadores fundacionales Daniel Pinos y Gustavo Alberola y otros compañerxs de la CNT en Paris, compañerxs en Tolousse; la CGT y, la IWW en su sección de San Francisco, a través de la compa Samantha Levens, lxs compañerxs de la colectiva editorial de El Libertario, el desaparecido compañero Nerio Casoni y su iniciativa Locos por la Tierra, compañerxs de la CNT española, el centro social de Madrid Rompe El Círculo, el grupo de Ediciones El Salmón, compañerxs organizadxs e iniciativas individuales en Alemania, Holanda, la Federación Anarquista de Francia; la Internacional de Federaciones Anarquistas (IFA), la colectiva de Kiskella Libertaria en Republica Dominicana, la Federación Anarquista Gaucha, la editorial Rojo y Negro de Colombia, la iniciativa editorial Alter de Uruguay, entre muchas mas iniciativas que, por las formas enmarañadas y afectivas con que opera la memoria, pueden sufrir los efectos injustos del olvido en este momento. Pero todxs ellos de conjunto lograron que nos sintiéramos parte de un movimiento internacional discreto, pero vibrante y efectivo, del cual hemos recibido apoyo material y fecundo alimento intelectual sobre los saberes, los debates y las practicas antiautoritarias, después de mas de medio siglo de ausencia de perspectivas de esa naturaleza en Cuba.
Con esta red de apoyos y solidaridades efectivas y ubicándonos en nuestra circunstancia en Cuba, reposicionamos una perspectiva anarquista en el debate público de ideas en Cuba y repoblamos con fechas olvidadas los calendarios de hechos históricos en Cuba dominados por estalinistas, liberales, trotskistas y socialdemócratas. Logramos después de medio siglo recuperar la presencia en prestigiosos espacios internacionales anarquistas como la Feria del Video y las Revistas Anarquistas de Caracas, la Feria del Libro Anarquista de Londres, varios congresos de la IFA, recibimos invitaciones o coordinamos encuentros con federaciones e iniciativas anarquistas en Venezuela, Republica Dominicana, Colombia, Brasil, México, España, Francia, Italia, Alemania, Holanda, Republica Checa, Eslovaquia. En 2018, gracias a la visibilidad internacional que logramos en los medios anarquistas del mundo, cerramos una exitosa campaña de crowdfunding que nos permitió comprar un espacio en La Habana y fundamos ABRA, el primer centro social anarquista en Cuba, después de más de siglo de ausencia de espacios de estas características en Cuba y en 2016 nos lanzamos a dar impulso a la creación de la Federación Anarquista de Centroamérica y el Caribe (FACC), que actualmente trata de sobrevivir mínimamente como un espacio de comunicación y coordinación intermitente entre compañerxs de la región.
2019 es el año de inicio de la parálisis en curso que conduce a la crisis de las Jornadas Primavera Libertaria 2024 y del resto de los espacios que iniciamos en 2013. Esto ha ocurrido en medio de una situación material marcada por los efectos globales de la pandemia de la COVID de 2019, en que se desarticularon muchos de los espacios de coordinación de iniciativas sociales autónomas, pero también por todo lo que ha venido con la post pandemia en Cuba: la extinción del sistema de transporte público en el país, la precarización colectiva de los salarios por la inflación galopante y fuera de control, el colapso de los sistemas de suministros alimentarios, del sistema eléctrico nacional, el éxodo masivo de más de un millón de personas en menos de dos años, el envejecimiento precarizado de nuestros padres, con pensiones de miseria y sin cobertura de medicamentos para nuestros enfermos, con la liquidación gubernamental del sistema de salud pública en Cuba, priorizando las inversiones inmobiliarias y hoteleras, que nos ha condenado a una vida de penurias reforzadas, donde el tema central es sobrevivir. Una sobrevivencia bajo una vigilancia policial más fortalecida y una legalidad más arbitraria, después de las históricas jornadas de protestas masivas del 11-13 de julio de 2021, contra la precariedad y el despotismo gubernamental, que han dejado un saldo de mas de 1000 presos políticos, sometidos a largas condenas y pésimas condiciones de vida carcelaria, por el sólo crimen de ejercer el derecho y el deber de la protesta frente a la miseria generalizada, sin perspectivas de solución gubernamental.
La pequeña cuarta generación de anarquistas en Cuba estamos viviendo, como el resto de la sociedad cubana, la larga agonía de la llamada Revolución Cubana, devorada por el “Estado Socialista” nacido de ella y que ha dado lugar a una oligarquía militar-empresarial, atrincherada en el poderoso oligopolio cubano G.A.E.S.A. (Grupo de Apoyo Empresarial S.A.), que maneja fondos e inversiones multimillonarias en Cuba y fuera de Cuba, un control mafioso del menguante entramado productivo estatal, la industria hotelera, la jugosa exportación de servicios médicos en condiciones de semi esclavitud a lxs trabajadores y profesionales de la salud cubanxs , la administración también mafiosa sobre el uso de las cuantiosas remesas que envía anualmente la emigración cubana a su familia, en condiciones de secuestro en Cuba, y otros disimiles negocios, desde los cuales esa oligarquía explota y oprime como un territorio colonial adjunto a la sociedad cubana de conjunto, a la cual le subvenciona una magra canasta mensual de consumo de supervivencia para cinco días, de la cual dependen millones de personas expropiadas de sus propias vidas, mientras que simultáneamente esta oligarquía sostiene un imponente aparato de vigilancia preventiva, represión policial-parapolicial y carcelario, con una gigantesca y no cuantificada población penal, que les permite gestionar el colapso social en curso sin grandes dosis de violencia explicita, como un verdadero Estado dentro del Estado cubano, que no rinde cuentas ante la solemne Contraloría General de la República de Cuba, ni ninguna de las disimiles e inútiles organizaciones de masas de la Revolución.
Al mismo tiempo que se atrincheran en el entramado social del país, como los verdaderos gusanos (término que emplearon por decenios para definir a los cubanos que simplemente disentían de su régimen “revolucionario”), esta oligarquía a nivel internacional clama lastimera cada año en la ONU por su mantra preferido: “el levantamiento inmediato e incondicional del inhumano bloqueo yanqui a Cuba”, que ellos consideran el “problema más importante que aqueja a la Revolución Cubana”, que no es otra cosa que la salida de lujo a la que aspiran estos oligarcas, que les permitiría estabilizarse por otros decenios más como grupo dominante dentro de Cuba, siendo los administradores y beneficiarios directos del restablecimiento de la añeja relación neocolonial con EE.UU., relación que ellos mismos quebrantaron en 1960-61 y ahora se arrepienten de haber fundado “el primer territorio libre de América”, bajo los irreflexivos impulsos antiyanquis del fundador de la actual dinastía castrista. Superar ese momento de desbordante antimperialismo autoritario y militarista de la oligarquía castrista, les permitiría resguardar su dominio de Cuba, bajo el protectorado yanqui y sentarse a la mesa con ellos y desbancar a la burguesía cubana de la Florida, como lo hicieron los cerdos de la Granja Manor con los humanos que una vez expulsaron, con su revolución animal victoriosa, en la obra cumbre de George Orwell.
Sobre ninguna de las cuestiones planteadas más arriba, lxs anarquistas en Cuba tenemos la más mínima posibilidad de definir absolutamente nada. En nuestras manos solo tenemos magras pero esenciales herramientas: ejercer y diseminar el deseo de la autoorganización, la ayuda mutua y la libre iniciativa de base en todos los temas de la vida cotidiana, erosionar y desnaturalizar las lógicas autoritarias internalizadas, incluso entre aquellos que combatimos el despotismo gubernamental, desterrar la necesidad de nuevos comandantes en jefes humanistas de nuestras vidas y hacernos cargo entre los iguales y afines de nuestra propia existencia precarizada, solidarixs y, sin soberbia doctrinal, atentxs a los terrenos, temáticas y espacios donde surge la necesidad sentida de la organización de base y la asamblea entre iguales, para aportar nuestras propuestas y nuestras ideas. En todos lados la tensión anarquista nos atraviesa a todxs y no es monopolio de los que se autodefinen como anarquistas.
El hundimiento del monumental Estado kafkiano que se ha levantado en Cuba, para supuestamente proteger a la Revolución Cubana, forma parte de una crisis global en curso y sabemos que no será un hecho automáticamente liberador. Dependerá de las voluntades, los deseos y las capacidades organizativas de las comunidades y los pueblos que conforman a Cuba y el mundo. Ahí han estado las tres generaciones de anarquistas en Cuba que nos han precedido y ahi estaremos también nosotrxs.
Pueblos organizados, Matrias sin Estados
En algún lugar de La Habana, julio de 2024
Abelardo
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